En un desierto muy caluroso y vacío, se encontraba un ave. Un ave no muy común, con ciertas cualidades que ningún otra ave tiene. Esta ave se alimentaba del fuego y cuando estaba cansada (como en este momento), necesitaba de su calor.
El ave a punto de morirse vio a lo lejos a un toro con cuerpo de hombre y cuando el toro se le acercó, el ave ya estaba muerta.
Este Minotauro, acostumbrado al desierto, llevó al ave a su casa para poder investigarla y así saber qué especie de ave era en realidad. Al llegar a su casa, el Minotauro la dejó tirada en su habitación y en ese momento, empezó a investigar sobre ella en su libro especial, donde decía el nombre de todos los animales del mundo.
Luego de investigar todo el libro, vio que esta ave raramente no aparecía. Y el Minotauro se preguntó: —¿Por qué este ave no aparece?
El hombre toro, muy pensativo, vuelve al desierto a buscar pistas sobre este animal extraño. Pero antes de partir, dejó al ave escondido en su casa al lado de una chimenea. Al llegar al desierto, no había ni una sola huella o rastro, solo unos granitos de arena fundida. Al Minotauro le pareció un poco extraño, pero aún así, volvió a su casa.
Y se encontró con algo increíble… El ave había desaparecido. El Minotauro pensó que el ave se había fugado y recorriendo su casa buscando al ave, encontró una ventana abierta. Y recordó que había cerrado todas sus ventanas.
Pensando y pensando, decidió volver a agarrar su libro. Pero no estaba. Luego de mucho tiempo de buscarlo, lo encontró tirado al lado de la chimenea. Pero había algo raro, la hoja que le faltaba al libro que hablaba sobre este ave, extrañamente ahora estaba. Y finalmente, descubrió que se llamaba “Ave Fénix”.
El Minotauro entonces dijo: —¡He descubierto una nueva especie!
Sorprendido el Minotauro, fue a buscar al ave y luego de caminar mucho rato, vio que el ave estaba prendida en llamas en el desierto donde la encontró. Pero el Minotauro había leído en el libro, que cuando están prendidas fuego, ya son viejas y cuando la miró por última vez, estaba muerta. BÚSQUEDA DEL AVE EN LLAMAS
En un desierto muy caluroso y vacío, se encontraba un ave. Un ave no muy común, con ciertas cualidades que ningún otra ave tiene. Esta ave se alimentaba del fuego y cuando estaba cansada (como en este momento), necesitaba de su calor.
El ave a punto de morirse vio a lo lejos a un toro con cuerpo de hombre y cuando el toro se le acercó, el ave ya estaba muerta.
Este Minotauro, acostumbrado al desierto, llevó al ave a su casa para poder investigarla y así saber qué especie de ave era en realidad. Al llegar a su casa, el Minotauro la dejó tirada en su habitación y en ese momento, empezó a investigar sobre ella en su libro especial, donde decía el nombre de todos los animales del mundo.
Luego de investigar todo el libro, vio que esta ave raramente no aparecía. Y el Minotauro se preguntó: —¿Por qué este ave no aparece?
El hombre toro, muy pensativo, vuelve al desierto a buscar pistas sobre este animal extraño. Pero antes de partir, dejó al ave escondido en su casa al lado de una chimenea. Al llegar al desierto, no había ni una sola huella o rastro, solo unos granitos de arena fundida. Al Minotauro le pareció un poco extraño, pero aún así, volvió a su casa.
Y se encontró con algo increíble… El ave había desaparecido. El Minotauro pensó que el ave se había fugado y recorriendo su casa buscando al ave, encontró una ventana abierta. Y recordó que había cerrado todas sus ventanas.
Pensando y pensando, decidió volver a agarrar su libro. Pero no estaba. Luego de mucho tiempo de buscarlo, lo encontró tirado al lado de la chimenea. Pero había algo raro, la hoja que le faltaba al libro que hablaba sobre este ave, extrañamente ahora estaba. Y finalmente, descubrió que se llamaba “Ave Fénix”.
El Minotauro entonces dijo: —¡He descubierto una nueva especie!
Sorprendido el Minotauro, fue a buscar al ave y luego de caminar mucho rato, vio que el ave estaba prendida en llamas en el desierto donde la encontró. Pero el Minotauro había leído en el libro, que cuando están prendidas fuego, ya son viejas y cuando la miró por última vez, estaba muerta.